La foto era un caballito de mar dibujado en una escayola. Y nos pusimos manos a la obra. Querían algo lo más sencillo posible y que no eclipsara para nada el dibujo, este fue el resultado.
Nunca imaginamos que nuestra clienta llegase a emocionarse al verlo. Y lo mejor de todo que nuestro abanico se va de viaje a Santo Domingo de boda.
Y este es el segundo encargo especial en estas fechas. Lleno de sorpresas, la enredadera dibujada alberga mariposas, ciempiés, libélulas e incluso el nombre de su propietaria. Flores de colores y corazones rojos para una joven que el modelo casa a la perfección con su forma de ser romántica y sincera.
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